miércoles, 26 de junio de 2013

El Buen Vivir como Cultura de la Vida

La noción del Buen Vivir se presenta como un nuevo paradigma que constituye una mirada antropológica-indigenista, impregnada de símbolos, subjetiva, que se refieren a las relaciones  de equilibrio de las personas con la sociedad y en armonía con la naturaleza.

El Buen Vivir  para los pueblos indígenas  es vivir en  comunidad, convivencia con la naturaleza sin desequilibrios, entendiendo el valor y  la importancia en el sentido de  pertenencia y responsabilidad con el otro donde el espíritu solidario se funde en una concepción fundacional.

Ante todo, cabe subrayar toda la ambigüedad y las diversas interpretaciones  de una  noción como la de “Buen Vivir”, que parece incumbir más a la Ética, a la vez universal y atemporal, y cuyas raíces se encuentran tanto en el pensamiento filosófico occidental europeo como en la cultura quichua y la cosmovisión andina. Lo cual significa que este concepto puede ser muy moderno y presentarse como un modelo para la sociedad actual mientras remite a una visión tradicional y ancestral de la vida y de la organización socio-política humana. Nos podemos entonces preguntar: ¿en qué se funda la singularidad de esta expresión en el nuevo contexto político  latinoamericano? ¿Estamos frente a un "malestar en el vivir”, en contraposición al "Buen Vivir" que  nos invita  a una reflexión y  una vuelta a nuestros orígenes?

Encontramos esta concepción del “Buen Vivir” en lo que  conocemos como  la “filosofía práctica” que, desde la Grecia Antigua (Aristóteles, Ética a Nicómaco) tiene como objeto de estudio las acciones y las actividades de los hombres, y cuya finalidad es la búsqueda de la felicidad. En este sentido desarrolla un interés directo y concreto en nuestra vida. La cuestión del “Buen vivir”, entonces, no podía ser resuelta por intermedio de la filosofía moral únicamente, lo cual la reduciría a una ética individual, sino por una reflexión que tomara en cuenta a la Ciudad-Estado, donde la felicidad del individuo fuera posible. Así, en La República, el filósofo Platón asegura que la felicidad sólo puede existir en una ciudad bien ordenada, siendo indisociables la ética y la política (Platón, 1993: libro VI y IX).

Más allá del simple sentido biológico incluido en la palabra “vivir”, el “Buen vivir” implica pues una dimensión moral; pero, la subjetividad del término da lugar a varias interpretaciones de tipo hedonista e instrumental, ligadas a la indagación de la felicidad entendida como finalidad y práctica de vida.  Se puede ver algo paradójico –al menos en el uso de la terminología del concepto, de la expresión- el acercamiento y la convergencia  de categorías tan opuestas como las normas jurídicas que deben regir el funcionamiento de un Estado y  la noción más simbólica y subjetiva del “Buen vivir” que emana de una visión antropológica indigenista (sumak kawsay) [1].

Se destaca la fuerza de esta convergencia que atraviesa la historia,  desde sus raíces ancestrales se posiciona en la actualidad y se erige como una alternativa de vida, de construir una forma nueva de convivencia ciudadana desde la diversidad en armonía con la naturaleza para alcanzar el Sumak Kawsay; profundizando el respeto por las raíces milenarias de los pueblos indígenas y el aporte que constituyen todas las sabidurías de las culturas  que la enriquecen y apuntan al Buen Vivir. Es justamente desde la visión de los pueblos marginados por la historia y la conquista, desde los pueblos indígenas, que se plantea el Buen Vivir como una oportunidad para construir otra sociedad basada en principios y valores solidarios de compromiso con el prójimo, en equilibrio con los distintos actores y en armonía con la naturaleza.

Se concibe a este concepto como una Idea Plural en construcción y discusión  a la vez, dadas las distintas connotaciones, y ante  todo y por sobre todo, resulta titánico el esfuerzo de aprehenderla; teniendo en cuenta las ideas de "progreso" que están tan íntimamente ligadas a las posturas culturales propias de la modernidad, propias de la cultura europea pertenecientes a una perspectiva de tipo antropocéntrica, en las que se otorga el protagonismo al ser humano por fuera de la naturaleza, sin ningún resguardo de ella, con la  finalidad de alterarla y el deseo de dominarla.

De a poco esta idea de progreso se convierte en un concepto dominante y se propaga a América Latina comenzando por la conquista, luego  transita por la etapa colonial y se proyecta a las repúblicas que nacían. Desde este proyecto las culturas originarias fueron subordinadas  e ignoradas, y es precisamente desde estos posicionamientos  y cosmovisión occidental que se explican varios aspectos de la estructura social y económica en nuestra  América.

La idea de progreso está ampliamente arraigada en la cultura latinoamericana dominante, con su raíz eurocentrista que profundiza su noción de  desarrollo  y  crecimiento apoyándose en principios económicos basados en escala de  inversión extranjera y  exportaciones de materias primas.

Cabe destacar que la idea de progreso también se sustenta en un tipo de mito muy difundido durante la época de la colonia, que reside en las enormes riquezas naturales de cada país,  cuestión que no se pone  duda, si no tenemos en cuenta que reside en la expansión económica, su posterior extracción y  comercialización. Inclusive en los países con gobiernos más progresistas se han consolidado las prácticas extractivistas en la actualidad.

En las distintas cosmovisiones indígenas el concepto de desarrollo o progreso como un proceso lineal o estado a ser alcanzado o superado, forzando la destrucción de las relaciones sociales, el equilibrio y la armonía con la Madre Tierra es ABSOLUTAMENTE DESCONOCIDO.

Desde este lugar, las interpretaciones del "Buen Vivir" vienen a cuestionar a interpelar, a poner en jaque a esta supuesta modernidad: el "Buen Vivir como vínculo directo con los saberes tradicionales, objetando los trasplantes culturales.

La filosofía del " Buen Vivir" se presenta como inspiración y herramienta de otro posible sistema social y económico, otra alternativa en las sociedades del mundo para la formación de un modelo más equitativo  y solidario. No hablamos de un giro Biocéntrico en desmedro del antropológico: el Hombre es el centro de las prioridades, es el principal beneficiario de los recursos naturales,  pero igualmente lo es la naturaleza y la protección del medio ambiente.

El respeto a la Pachamama o Madre Tierra significa otorgarle derechos, o sea que la Naturaleza sea  "Sujeto de Derechos": ella vale por sí misma, se asegura la sobrevida, se aprovechan sus recursos pero asegurando y manteniendo sus sistemas de vida.

"La naturaleza  donde se reproduce  y se realiza la vida tiene derecho a que se respete su existencia, mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales, estructura, funciones  y procesos evolutivos"  (Constitución Ecuatoriana). Estos principios aparecen en convergencia y en igual jerarquía con  principios clásicos como igualdad, solidaridad, equidad social y de género en pos del Bien Común. Esta visión de armonía global, tan impregnada en las cosmovisiones indígenas, podría ser la alternativa a un nuevo espacio de integración  MULTICULTURAL.


(1) Sumak Kawsay Una antigua palabra quechua, sumak kawsay significa "buena vida" o la "buena vida", y significa más que nuestra versión de la buena vida. A menudo, cuando oímos esto, podemos pensar en una vida fácil y un estilo de vida sin preocupaciones todavía conectado, pero sumak kawsay es mucho más profundo que esto. A lo largo de América del Sur, es una manera de vivir en armonía dentro de las comunidades, con nosotros mismos, y lo más importante, la naturaleza.

Autoras: María Pía Miranda y Roxana Silva Russo - 3º Año Profesorado de Filosofía


BIBLIOGRAFÍA

Alberto Acosta - Reflexiones del Buen Vivir
Documento de Trabajo de aporte a la interpretación del Vivir Bien, 2008.
Links:
http://www.revue-rita.com/notes-de-recherche-60/el-buen-vivir.html


                                                                                                                                                                       
                                                                                                                                                         



domingo, 23 de junio de 2013

De cosmovisiones y paradigmas del Buen Vivir


De mi Madre Tierra traigo las raíces,
suelo prisionero de mi corazón;
bendita la esencia de barro y arcilla,
cobija semillas en su vientre en flor.
Un sur de arrayanes esquilando al viento,
blanca en las salinas, negra en el carbón.
Dulce se descopla a orillas del río
en la voz doliente de algún pescador...
De mi Madre Tierra traigo las raíces,
cuna de mis sueños, un mate, un fogón.
Cañas y maizales, parrales y trigo,
mi sagrada tierra, cosecha de amor.
De mi Madre Tierra traigo las raíces,
suelo prisionero de mi corazón.
Doradas espigas recorren su pecho,
sombrero de albahaca, ceibo y girasol.
Descansa en la siesta bajo un algarrobo
y bagualeando viene al perderse el sol.
Historias de arrieros duermen en su lecho...
Pastora, alfarera, india en el telar.
Huellas ancestrales de un ocaso sabio...
De mi Madre Tierra yo les vengo a hablar...

"De mi Madre Tierra" - Donata Paz

Haciéndonos ecos del pensamiento en esta aventura sombría de búsqueda de identidad. Ser hijo de la tierra, hermanos de todos, hijos de una sola madre: “la tierra”, una historia de comunidades de larga lucha alejadas del individualismo con la mera conciencia que la de vivir en hermandad.  Cimentados en la firmeza de la esperanza, muy a pesar de haber sido saqueados largos años, víctimas de uno de los peores genocidios de la humanidad en el proceso de conquista.

Tienen su fruto en la sabiduría de los mayores, la de sus ancestros y en el respeto por su deidad la Pachamama. Un nuevo ser humano se avecina en esos bosques, humo de ese fuego originario, de sangre cautiva del silencio. Es el hombre solidario, respetuoso de todas las formas de vida de sentido comunitario; contemplan y cuidan de la naturaleza, los animales, las plantas, y todo lo que ella ofrezca en aroma de cultura.

Estos pueblos indígenas gozan de una admirable tenacidad, creadores de su destino hacen camino en su andar, fieles a sus valores y creencias defendieron y lo hacen aún en la actualidad de nuestros tiempos, la reivindicación de sus derechos. Bajo el fuego del “Buen vivir” intentan suplantar el constitucionalismo liberal antropocentrista, por una cosmovisión biocéntrica, donde ya no se privilegie al individuo como sujeto de derecho y obligaciones.  Están los derechos colectivos de la naturaleza esperando ser atendidos para poder lograr esa armonía, para poder encontrarse en ella, reconocerse.

La cultura de estos pueblos es herencia milenaria de costumbres y modos de subsistencia. En sus pensamientos está la lealtad a su comunidad, sin permitir jamás que se interpongan los intereses elitistas hegemónicos que se lleven puesto todo y a todos; que atenten con aquello que signifique justicia e igualdad para nuestros hermanos.

No hay en el mundo nada más belicoso que la discrimacion, la indiferencia a lo nuestro, y esa mirada cruel de salvajismo y barbarie en que nos supieron ocultar por siglos. Un capitalismo que con sus efectos acrecentó los males de la comunidad con explotación de recursos naturales, que hace sucumbir a la Pachamama en lo que se refiere a daños ambientales, y despojándonos del territorio. Es necesario organizarnos para construir la soberanía de nuestro pueblo, el reconocimiento de nuestra lengua e identidad. Proponemos generar la unidad desde la diversidad que permita enriquecer la esencia de la cosmovisión originaria, sin más violencia, sin más etnocidios, genocidios, ni racismo.

Por último, recorriendo los senderos de Abya Yala nos abraza su historia y su cultura, con el viento del sur rumor de coplas, cansados del silencio nos cubrimos de pensamientos, recogemos de la conciencia los frutos para alimentar la vida. Los hermanos de la tierra claman por el presente de todo su pueblo, protagonistas de sus sueños, crean su propio destino en una patria que espera verlos crecer. Sembremos y prolonguemos esas huellas para la posteridad de una comunión guerrera de alma personal y colectiva, con un gran compromiso de acción y lucha constante.



No es ser humilde, es saber tener identidad.
Tener identidad es tener conciencia.
Tener conciencia es creer en uno mismo.
Creer es la capacidad de crear y realizar sueños e ideas.
Crear es crecer, crecer es vivir….

Mauricio Reyna


  
Autoras: María Laura Gómez y Susana Crispens - Profesorado de Filosofía ISPP Nº 1 - EDI Evolución de las Ideas Argentinas.
Suma Qamaña
Para Vivir Bien

Saber alimentarse, suma manq’aña
Saber beber, suma umaña
Saber danzar, suma thuqhuña
Saber dormir, suma ikiña
Saber trabajar, suma irnaqaña
Saber meditar, suma lupiña
Saber amar y ser amado, suma munaña y munayasiña
Saber escuchar, suma ist’aña
Saber soñar, suma samkasiña
Saber expresar, suma aruskipasiña
Saber caminar, suma sarnaqaña

Fuente: Vivir bien. Mensajes y documentos sobre el Vivir Bien. 1995 - 2010. Diplomacia por la Vida 3. Ministerio de Relaciones Exteriores de Bolivia